martes, 15 de noviembre de 2011

Roma: monarquía, república e imperio



Roma fue una monarquía durante 244 años. La tradición cuenta que hubo siete reyes en esta época: su fundador Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio.

En el 509 a.C. se instauró una república que se distinguió por las luchas internas entre patricios y plebeyos y continuas guerras contras los otros pueblos de la Italia antigua, a los que terminó derrotando para convertirse en la población más poderosa y conquistar la península Itálica, desde la zona central hasta la Magna Grecia. En los siglos siguientes continuó la expansión por todo el Mediterráneo. Al mismo tiempo se sucedieron las rebeliones y las guerra civiles en el interior de Roma y al final se estableció una nueva forma de gobierno: el Imperio. 

El primer emperador fue Augusto (31 a. C.–14 d. C.) y el último fue Alejandro Severo (222–235). Entre ellos se sucedieron las siguientes dinastías: Julio-Claudia, Flavia, Antonina y Severa. Durante el siglo II y bajo el mandato de Trajano, Roma alcanzó su máxima expansión y la ciudad se convirtió en la capital más importante. En el Siglo III, al acabarse la dinastía de los Severos, comenzó la crisis del Imperio a la cual siguió un periodo de anarquía militar conocido como Bajo Imperio. Siendo Diocleciano emperador se dividió el Imperio en dos: Imperio de Occidente y de Oriente. A continuación se formó una tetrarquía. Después de numerosas luchas internas, Constantino centralizó de nuevo el poder y aceptó el cristianismo, que tiempo después se convirtió en la religión oficial del Imperio. Con la muerte de Constantino se inició el declive definitivo del Imperio Romano. La capital fue saqueada por los visigodos y los vándalos que ocuparon distintos territorios. El año 476 se considera el fin del Imperio Romano y el comienzo de la Edad Media.


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